Tal día como hoy, 1 de junio de 1864, en Ciempozuelos (Madrid, España) comenzó nuestra misión. Desde la Familia Oblata, 159 años después seguimos impulsadas por nuestro carisma acompañando a mujeres en contextos de prostitución.
Pura González, hermana de la comunidad de Lisboa y directora de la Obra Social de Hermanas Oblatas (OSIO), recuerda cómo comenzó la Misión Oblata, y nos cuenta cómo se desarrolló en Ciempozuelos.
El 1 de junio de 1864, Antonia María de Oviedo y Schönthal inicia, junto al Padre José María Benito Serra, una nueva aventura en Ciempozuelos (Madrid), abriendo la primera casa como espacio de acogida y esperanza para las mujeres en contextos de prostitución.
En la película “Si todas las puertas se cierran” vemos como Antonia da el paso para seguir la invitación del Padre Serra justo después de rezar ante Nuestra Madre del Buen Consejo. ¿Cómo vivió Antonia esta llamada tan radical?
Como una respuesta fiel y coherente con el proceso de fe que vivía. En todo su recorrido vital percibimos una búsqueda atenta a la voluntad de Dios y un deseo grande de acoger ese querer de Dios en su vida. Siente que Dios le llama a esta Obra y se entrega de corazón. Ella es la RESPUESTA.
Desde ese momento, las mujeres ocuparon el centro del corazón de Antonia. ¿Cómo llegaron las primeras chicas a la casa? ¿qué situaciones vivían?
Las mujeres llegan desde diferentes lugares, contextos y situaciones: Hospital, calle, casas de prostitución.. Llegan, frágiles, enfermas, excluidas, olvidadas socialmente y con un estigma que hace difícil su inserción en la sociedad.
A pesar de la situación de vulnerabilidad son receptivas al cariño y a la acogida, están abiertas a nuevos aprendizajes y reciben agradecidas la luz, el apoyo y la fuerza para mirar con esperanza el futuro.
Antonia inició un camino nuevo de encarnación e identidad con la mujer pobre, explotada y golpeada del siglo XIX. De institutriz de las infantas a compañera de viaje de las mujeres en prostitución. ¿Cómo acogió Madre Antonia a estas primeras chicas? ¿Qué les ofrecía?
De brazos abiertos. Con cariño, amabilidad, bondad, paciencia. Poco a poco y solo poco a poco, decía Antonia, hoy sigue siendo nuestra frase inspiradora. Las mujeres siempre en el centro.
Les ofrecía un espacio donde se cuida y protege la vida, un ambiente agradable y sanador, un hogar, lleno de comprensión y ternura, donde se acompaña, se levanta y ayuda a caminar. “Las casas son para las chicas todo un puerto de salvación”, decía Antonia.
¿Por qué se fundó la primera casa en Ciempozuelos?
Ciempozuelos nace de la escucha atenta al Dios que se encarna en la realidad y a las necesidades que presentan las mujeres. Y nace porque hay coraje, audacia, compromiso y amor en la Obra iniciada. “Esta es Obra de Dios”, nos dice el Padre Serra.