Han pasado 93 años desde que el Espíritu sopló, alentando con aire venturoso, expandiendo la Congregación de las Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor, atravesando el océano, para llevar el amor de Dios, la misericordia y la Misión que M. Antonia y P. Serra nos legaron.
Recordamos a Rvdma. Madre Eugenia de Jesús, que en esos años es Superiora General de la Congregación, a cuya clara visión y anhelo de propagar el instituto se deben las fundaciones de América. Ella las inició, alentándolas con el espíritu vigoroso, a ejemplo de los Fundadores.
La Comunidad de Montevideo “Cristo Rey”, es la primera casa de Sudamérica.
Y la llamada del espíritu pronunció dos nombres: M. María del Amor de Dios y Sor Purificación del Sagrado Corazón.
“Es el día 3 de octubre de 1931 cuando nos despedimos de seres muy queridos en la inmortal Ciudad de Zaragoza. Encontrados son los pensamientos y afectos que en tropel nos oprimen destrozando nuestro pobre corazón. Se trata de dar un adiós a todo lo que amamos, pero el espíritu templado por el entusiasmo de ofrecer algo costoso al Señor y a la rendida obediencia con que hemos acatado la orden de nuestros Superiores, pone a tono nuestra voluntad gozando desde estos difíciles momentos del triunfo de una lúcida victoria.”
“Estamos en Barcelona, Nos acompañan para despedirnos M. Apolonia de N. S. Del Perpetuo Socorro y Hna. Jesusa del D. N. Jesús.
Nos abrazamos por última vez… El reloj marca las 10 en punto, cuando con toda suavidad notamos que comenzamos a caminar. Momento supremo ¿quién no se emociona?
El vapor zarpa con majestad alejándonos del muelle… agitan los pañuelos, correspondiéndole nosotras con los nuestros hasta perdernos de vista.
¡Oh 5 de octubre de 1931! Jamás olvidaremos tan grata fecha, la alegría más santa invadía nuestro ser.”
“Adiós Patria querida! La obediencia nos destina a la conquista de almas en América del Sur, y vamos llenas de entusiasmo. Que nuestro apostolado sea fecundo. Esposas del Redentor, que en el nombre de Dios sea glorificado, Hijas de la Congregación, que ella sea alabada y conocida hasta los confines del nuevo mundo” (Cr. 1931)
“Esta es la primera fundación sudamericana, de cuya semilla nacerían otras fundaciones para el engrandecimiento de nuestro amado instituto…
Mi primer recuerdo en este momento es para las dos primeras Oblatas, que sin temor humano y puesta solo su confianza en Dios, se disponen a cruzar los mares para llevar a cabo tamaña empresa, en alas de la obediencia y del espíritu apostólico de nuestro Instituto, sin más bagaje humano que sus personas y dos cartas comendaticias (la del Sr. Nuncio en Madrid, Mons. Federico Tedeschini y la otra del M. Rvdo. Padre Machiñena entonces Provincial de los PP. Redentoristas en España)”.
(Rvdma. Madre Catalina del Corazón de Maria, Sup Gral. 1957-Bodas de Plata de la comunidad)
“Emprendimos viaje el 5 de octubre de 1931, saliendo de Barcelona en el vapor “Infanta Isabel” de la C. Trasatlántica, llegando a Montevideo, después de feliz travesía, el 23 del mismo mes sobre las tres de la tarde.
Nos hospedamos en las Hermanas de Perpetuo Socorro, … Los Padres Redentoristas a quienes vimos inmediatamente de llegar a Montevideo, nos orientaron en todo, nos indicaron el modo de introducirnos, nos ayudaron enormemente.
Nuestra primera visita oficial fue para el amadísimo Prelado Mons. Juan F. Aragone, arzobispo de Montevideo. Nos recibió y de inmediato admitió en su archidiócesis, con una bondad nunca desmedida, bendiciendo nuestra obra, ayudándonos siempre, facilitando lo que de él dependió.
Una vez admitidas y seguras, en esos días sucesivos visitamos las órdenes religiosas de ambos sexos, mereciendo especial reconocimiento el Superior de los PP. Jesuitas, R. P. Ezpeleta, nos proporcionó limosnas, enseñó el modo adecuado de encausar la fundación y cumbre de los presentes fue recomendarnos a la Srta. Sofía Aguerre, la primera y más eficaz cooperadora de nuestra obra, amiga buena y siempre dispuesta y comprensiva en momentos de apuro de difícil solución. ¡Cuánto le deben a esta alma de apóstol las Oblatas del Santísimo Redentor del Uruguay!”
(M. Maria del Amor de Dios)
Fundación – La casa de la calle Gil
Después de 18 días de larga travesía, M. Maria del Amor de Dios y Hna. Purificación del Sagrado Corazón, llegan a Montevideo el 23 de octubre de 1931
En un primer momento se instalan en casa de los Sres Hernández, hermanos de M. Maria, en la calle Asilo 2536.
Luego son las Hnas de Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro las que las reciben en su casa, y el 3 de noviembre se trasladan a Sayago, pueblo distante una hora de la ciudad donde se encuentra dicha comunidad. Desde aquí se trasladan todos los días en busca de Casa y en busca de bienhechores. Es un trabajo arduo en medio de los calores de los días próximos al verano, habiéndose alejado hace tan poco de las nieves Europeas. También están alojadas un tiempo en la comunidad de las Hermanas alemanas.
“ Hoy es 13 de noviembre…vamos a ver una casa que la sucesión de Caviglia tiene en la calle Gil nº 1065 y según un anuncio se vende o alquila.
Es el final de la tarde, pero la semi oscuridad no nos impide darnos perfecta cuenta de que el caserón está en lamentable estado. ¡Da miedo pensar en habitarla! Sin embargo nos gusta.
“¿Se vende toda la finca?” “Los dueños la han dividido en 23 lotes que se rematan el próximo 6 de diciembre”.Dios proveerá si nos la tiene destinada para nosotras. A la Sra. de Pereira y a su hermana Teresa, que nos acompañaban, se les ocurre dejar una medalla de la Stma. Virgen escondida entre una ventana, feliz idea que a todas nos encanta. Le dimos la medalla, Hna. Purificación le ayuda en la tarea y completamente tranquilas y confiadas, dejamos a la Virgencita la custodia de la casa…
Llegado el día de las grandes incertidumbres como era 6 de diciembre, 1º domingo de mes, nos disponemos para hacer el retiro, pareciéndonos apropósito para pedir del cielo el favor que tanto deseamos. A las 3 de la tarde de ese mismo día se subasta la casa ¿será para nosotras?…
Al finalizar la tarde nos avisan que nos esperan en la portería : “Tienen reservado para uds. La casa y cuatro solares más”…
Ya tiene casa la Congregación en Montevideo! No es posible describir la alegría que sentíamos. Nuestra gratitud para con el buen Jesús es grande. Desde nuestra llegada han llovido las gracias a raudales y nos convencemos que verdaderamente quería una residencia de Oblatas del Santísimo Redentor en el Uruguay.” (Crónica de la fundación)
La comunidad
Por cuatro meses las dos Hermanas estuvieron solas preparando y consiguiendo todo para la fundación.
El 27 de enero de 1932, llegan por Buenos Aires en El Vapor de la Carrera, M. Águeda de Jesús, Hna. Francisca de Sta. Maria Magdalena, Hna. Maria Cristina del Perpetuo Socorro y Hna. Teófila de la Inmaculada, para unirse a la nueva comunidad. Vienen desde Chile luego de haber encontrado muchos obstáculos y no poder realizar la fundación en ese país.
La comunidad de Montevideo ya cuenta con seis hermanas.
“No es posible describir nuestra impresión al pensar que el 27 íbamos a esperar a cuatro Oblatas, que reunidas seríamos una pequeña comunidad de seis. Es tal nuestra alegría que quisiéramos que las horas volasen.”
Luego de tanto sacrificio y entusiasmo, el 5 de febrero de 1932, las Oblatas habitan la casa que Dios les había preparado en Montevideo .
“ Esta época de la fundación es muy penosa para las hermanas, pero el buen espíritu que las caracteriza, su entusiasmo y amor a la Congregación, lo mitigan en gran parte.”
Llenas de alegría las hermanas reciben la noticia que desde España están viajando cuatro hermanas: Hna. Cecilia del Amor Hermoso, Hna. Daniela de la Misericordia, Hna. Ana de los Desamparados y Hna. Eliza de Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro.
El 23 de febrero estarían pisando suelo Uruguayo para unirse así a esta comunidad fundadora que ahora cuenta con diez hermanas.
Inauguración – “Asilo Cristo Rey”
“Allí donde escondimos la medalla, en la mismita ventana donde aún está porque no la hemos podido sacar, está el Altar. La Virgencita ha cumplido bien, nos guarda la casa como se lo pedimos el primer día que vinimos a verla.”
Ya todo esta pronto para la inauguración de la casa.
El 5 de marzo de 1932 tiene algo de Divino. La primera Misa se celebra a 7hs. con la presencia de Religiosos y Religiosas y familias bienhechoras que acompañan en este día a las hermanas. Es un día lleno de emociones con la entronización de Cristo Rey, Titular de este Asilo.
“Cristo vive con nosotras! Qué hermosa realidad! Es para morir de amor.
En este día te suplico Cristo mío, la gracia de no ofenderte aquí en esta casa, de amarte con delirio y de hacerte amar de las almas.”
“Cristo mora con nosotras. Lo hemos proclamado públicamente nuestro Rey”
Una puerta se abría en América Latina. Las Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor, siguiendo el espíritu misionero del Padre Serra y con la entrega, sacrificio y misericordia de Madre Antonia, se abren al Nuevo Mundo para que el amor de Dios que habita desde siempre en nuestro corazón, lo puedan descubrir y experimentar, como lo hizo la samaritana, todas las mujeres más sufridas de este mundo.
Primeras Chicas
El 7 de marzo llega la 1º chica a la casa, se llama Rosario Larzo (Pilar), y en el mes de octubre llegan a ser diez chicas las que ya ingresaron a la casa.
Se comienza a recibir a las chicas a quienes las Hermanas dedicaran su vida, ya sea acompañándolas directamente en las clases, entregándose en la cocina, lavadero o el jardín, o saliendo a postular todos los días, caminando y golpeando las puertas de Montevideo buscando lo necesario para el sustento.
En el internado se dedican a la reeducación de adolescentes particulares, donde la educación moral, el estudio, el trabajo y la recreación son puntos importantes de la formación.
Por Comunidad “Cristo Rey” – Montevideo – Uruguay